No pensaba escribir esta entrada,
en realidad este año había dicho que no iba a publicar una entrada despidiendo
el año. Pero entonces, un día, las palabras empezaron a venirme solas y sentí
la necesidad de plasmarlas sobre un papel en blanco: este es el resultado.
El 2016 es fue un gran año y me
gustaría que no terminara, pero, como casi todo en esta vida se termina. Este
año fue intenso, y no lo digo solo en cuanto a lecturas, sino también en cuanto
mi vida personal y creo que fue ahí donde más cambios hubo.
Recuerdo todas las cosas buenas
de este 2016 que se va, y también debería recordar las malas, pero la realidad
es que no las recuerdo, no sé si hubo un hecho o varios tan malos que me
quitaran el sueño.
Lo que si recuerdo son todas las
cosas hermosas que viví. Conseguí mi primer trabajo, en una lanera, hice un
viaje con amigos para ver el deporte que más amo (padel), leí a montones, tome
mucho café, cursé mi último año de fotografía, lo termine y me recibí, quise
darle un cambio de rumbo a mi vida empezando a estudiar en Capital Federal y
todavía no sé qué va a pasar con eso.
Recuerdo todo, los trabajos de
fotografía que hice, las divertidas sesiones de fotos, las corridas para
entregar los trabajos a tiempo, las quejas porque no nos avisaban si había
cambio de planes.
Recuerdo mis viajes a Capital a
buscar las novedades que me dan las editoriales, recuerdo cada lugar, cada
subte que me tomé, cada parada del micro, recuerdo aquel libro que me encantó y
que encabeza la lista de mis favoritos de este año.
Conocí personas, nuevos
compañeros de clases que se convirtieron en grandes amigos, conocí a una
persona muy especial que al principio tuvo que remarla como solo él lo podría
haber hecho, pero que ahora es muy importante para mí.
Pero creo que este año aprendí a
decir adiós, porque ustedes no se dan una idea de lo difícil que es dejar ir
algo, porque este año terminé fotografía, tengo que dejar ir la etapa de
aprendizaje para entrar en el mundo laboral. Y es difícil, porque cuando
terminé el año pasado, sabía que me quedaba todo este año para decidir que iba
a hacer de esta vida, y este año pasó volando y todavía no sé qué va a ser de mí
en el 2017 y eso me asusta, muchísimo, porque me siento como una persona sin
rumbo.
Suelo tener mi vida muy
planificada, me gusta saber lo que va a pasar y a qué hora, lo que hay después
de terminar algo. Bueno, no lo sé, estoy esperando que el 2017 me trate más o
menos bien, que me dé más alegrías que tristezas, me dé más sonrisas que lágrimas,
que me permita trabajar de lo que amo, que me mantenga al lado de las personas
que quiero para que ellas me hagan más fuerte, para que si me derrumbo y me
cuesta levantarme, me ayuden.
Espero al 2017 con muchas
palabras por escribir, muchos libros por leer, muchas experiencias por vivir,
muchos lugares por conocer. Espero al 2017 con los brazos abiertos y bienvenido
sea.
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